17/3/18

Poema de Reynaldo Farías


           

HOLOCAUSTO    

La piedra se arde de hecatombe. 

Los dedos del labrador 
       muerden semillas de harina 
           y levantan barricadas de espigas 
                                              contra el hambre. 
La cadencia marcha detrás de la armonía 
en los siete gestos sonoros 
          que componen la canción tan necesaria. 
La misma que desde el origen 
      nos da la imagen exacta de la ternura 
                   y nos abraza a la vida innumerable 
para ser lo que somos 
                      con esa impronta de amor 
                                   tan  nido, tan  madre. 
Sobre la esperanza 
el  algarrobo estoico 
corteza y savia curtidas de soles 
 raíz solidaria de los montes 
           se aferra indómito a la noche vieja 
           en la memoria vegetal de los siglos. 
El poeta, dibujó una guitarra en el aire 
se embarcó en un sueño 
 se dejó llevar por el poema 
 y con una certera estocada de silencio 
                                     lo mató la cordura. 
Cerró los ojos, no quiso ver la lluvia 
se vistió de pájaro 
                          y  echó a volar.


© Reynaldo Farías

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1 comentarios:

Blogger María Sonia Quevedo Hoyos ha dicho...

Algo de nostalgia, realidad y tristeza; un escape perfecto. Volar. Hermoso poema, cuánto simbolismo.

22 de marzo de 2018, 18:54  

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